El Cristiano De Rodillas |
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Todos aquellos cuya vida es lánguida
y lamentan su falta de poder
Es porque han tenido que escuchar
de Cristo:
¿Ni una hora pudisteis velar?
Para dar fruto y tener bendición
En nuestra vida
y en nuestro trabajo,
No es posible pasar por un atajo:
El camino real es la oración
…
El diablo nos hace creer que podemos hacer más por nuestros propios esfuerzos que por la oración, más por medio de nuestra relación con los hombres que con nuestra intercesión ante Dios. Es difícil comprender que hagamos tan poco caso de la invitación del Señor ¡invitación, mandato, promesa, como se quiera! ¿Cómo nos atrevemos a trabajar para Cristo sin pasar mucho tiempo de rodillas?
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Si Dios decidiera contestar las «palabras» que hemos repetido esta mañana de rodillas, ¿recordaríamos nosotros cuáles habían sido? ¿Reconoceríamos la respuesta? ¿Recordamos en realidad lo que dijimos? Él contesta. Nos ha dado su palabra de hacerlo.
…
«¿Con qué frecuencia ora?», fue la pregunta que se hizo a una señora cristiana. «Tres veces al día, y además el resto del día», fue la respuesta rápida. Pero, ¿cuántos hay así? ¿Es la oración para mí un deber, o se trata de un privilegio, un placer, un gozo, una necesidad?”
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“Cada oración no contestada es como un clarinazo que nos llama la atención a que busquemos en nuestro corazón para ver lo que hay en desorden allí; porque la promesa es indudable en su claridad: «si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré» (Juan 14: 14). En realidad el que ora no pone a Dios a prueba, sino que pone a prueba
su propia vida espiritual.”
…
“Podemos estar seguros por completo de esto: la influencia de un hombre en el mundo no se mide por su elocuencia, por su celo, su ortodoxia, su energía, si no por sus oraciones. Sí, e iremos mucho más lejos aun y sostendremos, que nadie puede vivir rectamente si no ora bien. Podemos trabajar por Cristo desde la mañana a la noche; podemos pasar mucho tiempo en el estudio de la palabra de Dios; podemos ser fieles y «aceptos» en nuestra predicación y en nuestros tratos, pero ninguna de estas cosas será verdaderamente efectiva a menos que pasemos mucho tiempo en oración. Sólo estaremos llenos de buenas obras, pero no «llevando fruto en toda buena obra» (Colosenses 1: 10). El pasar poco tiempo con Dios en oración es hacer poco en el servicio de Dios. Pasar mucho tiempo con Dios en oración privada significa tener mucho poder público. Con todo, ¿no es un hecho que mientras nuestra organización es casi perfecta, nuestro agonizar en la oración es casi desconocido?
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Los hombres se preguntan por qué se demoran los avivamientos. Sólo podemos dar una respuesta y es la falta de oración. Los avivamientos siempre han sido el resultado de la oración. Uno a veces desearía oír la voz de un arcángel, ¿pero de qué nos serviría esto si la voz de Cristo mismo no alcanza para estimulamos a orar?
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“Estoy convencido por completo de este hecho: Dios quiere que oremos; quiere que usted ore. La cuestión es, ¿queremos nosotros orar? Salvador misericordioso, vierte sobre mí la plenitud del Espíritu Santo, para hacerme un cristiano de rodillas.”
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“A menos que el corazón esté bien, la oración está mal.”
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